lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Qué es una concepción del mundo?

Una concepción del mundo es una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto, a veces sin que se los formule de un modo objetivo. Los principios están explícitos en la cultura de la sociedad en la que vive. La parte contemplativa está relacionada con la parte práctica, y la existencia o inexistencia de un principio ideal o espiritual que sea causa del mundo.

La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, pues el carácter de superestructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo de la realidad social y natural vivida. Para aclarar el papel de la concepción del mundo respecto del conocimiento científico-positivo (problema planteado por el Anti-Dühring). Para el estudio de las relaciones entre concepción del mundo y ciencia positiva basta con atender a los aspectos formales de ambas.

Las concepciones del mundo suelen presentar unas pautas muy concentradas y conscientes en forma de sistema filosófico. Esta segunda forma fue muy característica hasta el S. XX. La filosofía sistémica se vio arrebatar un campo temático tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia.

Esta pretensión puede considerarse fracasada hacia mediados del S. XIX con la disgregación de Hegel.

La causa principal es la constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna que se caracteriza por su ínter subjetividad y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas a costa de construir y manejar conceptos artificiales. Que un conocimiento es intersubjetivo quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo. Las tesis de la vieja filosofía sistémica carecen de esos rasgos que dan al hombre una seguridad y un entendimiento considerables.

Que las concepciones del mundo carezcan del conocimiento es una cosa necesaria: se debe a que la concepción del mundo contiene afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo que son la verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica (deductiva o inductivo-probabilitaria).

Estos rasgos permiten plantear correctamente la cuestión de las relaciones entre concepción del mundo y conocimiento científico-positivo. Como visión general de la realidad, la concepción del mundo inspira o motiva la investigación positiva misma.

Cuando, según el programa positivista, la ciencia se mece en la ilusión de no tener nada que ver con ninguna concepción del mundo, el científico corre el riesgo de someterse inconscientemente a la concepción del mundo vigente en su sociedad.

-La Concepción Marxista del Mundo.

La concepción materialista y dialéctica del mundo está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. De esto se desprende que es una concepción del mundo explícita. La liberación de la consciencia presupone la liberación de la práctica. La concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior positivo. El nuevo materialismo no es una filosofía, sino una simple concepción del mundo que tiene que sostenerse y actuarse en las ciencias reales.

Esta formulación de Engels supone la construcción de lo filosófico, no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel de pensamiento científico.

La recusación de la filosofía sistemática supone que no hay conocimiento “aparte” por encima del positivo, puesto que su punto de partida y de llegada es la ciencia real. Esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma. Esta motivación puede llamarse “inmanentismo”. La explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Este principio está en la base del hacer científico.

En este postulado de inmanentismo, se basa la concepción marxista del mundo. El inmanentismo es lo primero en el marxismo, incluso históricamente. El materialismo es uno de los principios fundamentales de lo que Engels llamó “concepción comunista del mundo”, mientras que el otro es el principio de la dialéctica.

La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Su eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo procede a través de una reducción analítica de las formaciones complejas y cualitativamente determinadas a factores menos complejos y más homogéneos cualitativamente, con tendencia a una reducción tan extrema que el aspecto cualitativo pierda toda relevancia.

El análisis reductivo practicado por la ciencia tiene regularmente éxito, siendo éste descomponible en dos aspectos:

  • La reducción de los fenómenos complejos a nociones más elementales, más homogéneas y desprovistas de connotaciones cualitativas, permite penetrar material y eficazmente en la realidad, porque posibilita el planteamiento de preguntas muy exactas.
  • El análisis reductivo posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados.

Los conceptos de la ciencia son conceptos generales cuyo lugar está en enunciados no menos generales. Con ese conocimiento se pierde una parte de lo concreto: la parte decisiva para la individualización de los objetos.

La ciencia positiva suministra los elementos de confianza para una comprensión racional de los mismos. Lo que no suministra es su totalidad, su consistencia concreta.

La concepción del mundo tiene por fuerza que dar de sí una determinada comprensión de las totalidades concretas, pues la práctica humana se enfrenta con la necesidad de penetrar en la realidad y tratar y entender las concreciones reales de, aquello que la ciencia positiva no puede recoger.

La tarea de una dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo. La palabra “análisis” tiene el mismo sentido que en la ciencia positiva. El análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más componentes que los residuales de la abstracción y el análisis reductivo científicos.

El nivel o universo del discurso en el cual tiene realmente sentido hablar de análisis dialéctico es al nivel de comprensión de las concreciones o totalidades, que son los individuos vivientes, y las particulares formaciones históricas, las “situaciones concretas”, los presentes históricos localmente delimitados, etc. El universo como totalidad no puede pensarse en términos de análisis científico-positivo, sino dialécticamente, sobre la base de los resultados de dicho análisis.

No hay comentarios: